Ya están aquí. Las Navidades están a la vuelta de la esquina y la
muestra de ello es que en casa hace varios días que los catálogos de
juguetes dan vueltas de un niño a otro, las luces de las calles ya están
colgadas y los anuncios de la tele plagados de niños con cara de
felicidad inmensa anunciando juguetes increíbles y juguetes
increíblemente absurdos o aburridos.
Ellos piden y nosotros, los padres, hacemos lo que podemos, mirando
la cartera, mirando la utilidad y mirando que sean los juguetes
adecuados para cada niño. ¿O quizás estoy equivocado y no lo miramos
tanto? Queremos ofreceros
los doce errores más frecuentes que cometemos al comprar juguetes a los niños, por si los queréis tener en cuenta.
Para ello hemos cogido una lista con los errores que la Asociación de
Investigación de la Industria del Juguete (AIJU) considera más
frecuentes y la hemos pasado por nuestra batidora personal, con el fin
de ofreceros nuestra visión al respecto.
1. No tener en cuenta el etiquetado, las especificaciones y las instrucciones
Siempre hay que leer la letra pequeña y la no tan pequeña para tener en cuenta los
posibles peligros que puede generar el juguete.
A veces hay advertencias de seguridad importantes, a veces te dicen que
no lleva pilas incluidas (a ver dónde las vas a comprar el día 6 de
enero), a veces dicen que contiene piezas pequeñas y que no es adecuado
para tu hijo, por su edad. Además, una vez lo abres, vale la pena mirar
las instrucciones. Sé que los españoles somos muy de pasar de ellas y de
ir directamente a hacer las cosas sin mirar los libretos, y lo entiendo
porque muchas veces tampoco dicen nada del otro mundo, pero
vale la pena confirmarlo,
porque más de un padre manazas puede llegar a hacer un mal uso del
juguete o incluso romperlo y convertir lo que era un juguete seguro en
uno inseguro.
2. No tener en cuenta la edad para quien se recomienda el juguete
Sabemos que los niños de hoy en día son muy espabilados y siempre se
puede jugar un poco arriba o abajo con la edad recomendada de los
juguetes, pero la elección debe estar hecha con sentido común porque
los juguetes se crean para promover el juego,
y si un niño recibe un juguete que no entiende, el juego se resiente,
el niño se frustra y el juguete queda relegado al olvido. No hace falta
anticiparnos, crecerán antes de lo que creemos, así que vale más comprar
los juguetes que le ayuden en el momento y no los que utilizará dentro
de unos años.
3. Regalar juguetes sexistas o que transmitan valores que no deseamos
Una cosa es que una niña te pida una cocinita y se la regales porque
la quiere y otra que se la regales cuando ella te está pidiendo otra
cosa. Una cosa es que un niño te pida un balón y se lo regales y otra
que te pida una cocinita y te niegues, y le regales un balón. No seamos
carcas,
el juego es libre y los niños juegan a hacer lo
que hacen sus padres y sus madres, y si queremos que padres y madres
lleven a cabo las tareas del hogar sin sexismos, pues habrá que dejar
que los niños jueguen a lo que quieran.
De igual manera, debemos tener cuidado con los juguetes violentos,
las armas, disfraces, etc. A mí personalmente no me gustan nada las
réplicas de armas en juguete, porque son copias de objetos que sirven
para matar. De igual modo, no me gustan como visten las Monster High y
compañía, y en consecuencia, vestir a las niñas con esos disfraces me
parece igual de "terrible". Sí, son juguetes, proporcionan juego
simbólico, pero no sé hasta qué punto jugar a ser sexy, siendo niñas,
tiene lógica.
4. Escoger juguetes que lo hacen todo
En los anuncios los niños alucinan, sus caras lo dicen todo, y
nuestros hijos, al ver esa felicidad en la tele quieren protagonizar lo
mismo. Sin embargo,
debemos ser críticos y ver qué están admirando.
Muchas veces son simples espectadores de juguetes que con mucho ruido,
mucho tamaño y mucho artificio sirven de espectáculo para los niños. Son
juguetes que lo hacen todo, que no proporcionan el juego y que están
destinados al olvido rápido. Recordad, los juguetes no son el fin, son
el medio para proporcionar horas de juego, imaginación y diversión. Si
no hacen esto, no sirven.
5. Comprar juguetes enormes
El súpermega Scalextric, la pista de coches que te ocupa todo el
comedor, el circuito de trenes inacabable, la casa de muñecas que solo
cabe en no sé qué armario. Cuanto más grande más divertido los primeros
días, pero
más pereza da cuando está guardado y hay que sacarlo.
Pereza a los padres, que les ayudamos a montarlo y desmontarlo y luego,
cuando nos cansamos y lo hacen ellos, pereza para ellos, que lo tienen
que sacar, montar y desmontar.
6. Optar por juguetes educativos
No es que estén mal del todo, algunos están muy bien, pero mucho
cuidado. Desde hace unos años hay padres que pretenden que sus hijos
tengan el doctorado a los 3 años y se limitan a comprar
juguetes educativos que proporcionan aprendizaje, pero no siempre diversión.
Si no son divertidos, no sirven.
7. Pretender que jueguen solos con ellos
"Es que le doy juguetes y aguanta solo unos minutos", me dijo una vez
la madre de un bebé de 9 meses. "Claro, los juguetes sirven para
ayudarnos a jugar con ellos, no para que ellos jueguen solos", le
respondí. Y es que, como he dicho más arriba, los juguetes son el medio
que les ayuda a jugar, pero no son el único medio. ¿No existe el juego
sin juguete? Por supuesto que sí, existe con y sin juguete, y cuando son
pequeños,
el juguete es una ayuda para ellos y nosotros con el fin de jugar juntos.
Más adelante, cuando son más mayores, sí que juegan más tiempo solos o
con otros niños, pero de pequeños, lo más importante no es el juguete,
sino nosotros, los padres, que compartimos el juego con ellos.
8. Regalar demasiados juguetes
Por eso hay que tener mucho cuidado con la familia y tratar de
tenerlo todo un poco ligado y por eso odio las fiestas de cumpleaños con
los compañeros de clase. El niño acaba teniendo tantos juguetes,
tantos, que el verdadero sentido de los regalos se pervierte y el
objetivo de los juguetes también. Un niño tiene que tener juguetes
suficientes, pero nunca tantos que no pueda jugar con todos ellos o que
haga que muchos queden olvidados antes de ser conocidos. Así, además,
pierden el valor de las cosas, hay más probabilidad de desorden en casa y más de que acaben por cuidarlos poco.
9. Dejar que se dejen llevar por la publicidad
Los anuncios de la tele, como ya he dicho, presentan el juguete de
manera que eso parezca "Port Aventura" en tu casa, o un parque Disney.
Dan ganas de tenerlos todos. ¡Si hasta a mí me dan ganas de comprarlos
para mí! Pero tenemos que ayudarles a hacer el mismo razonamiento que
hacemos nosotros y hacerles ver cuáles son las posibilidades reales del
juguete para que se imaginen a sí mismos jugando con él. Muchas veces,
haciendo ese ejercicio,
se dan cuenta de que no es tan divertido como parece. Incluso podéis ayudaros de
Youtube, donde muchas veces se analizan o muestran los juguetes, para ver cómo son en realidad y qué ofrecen.
10. Comprar juguetes demasiado baratos
Y no me refiero a ofertas. Si las hay, adelante. Me refiero a
imitaciones, copias o juguetes que probablemente no habrán pasado ningún control de calidad.
Pueden durar poco, pueden ni siquiera hacer lo que prometen, pueden
traer piezas en mal estado, pueden contener tóxicos y pueden ser muy
peligrosos.
11. Comprar todo lo que los niños piden en la carta
Para no desvirtuar la función de Papá Noel y los Reyes Magos,
personas mágicas que cumplen algunos deseos de los niños porque quieren,
y convertirlos en criados que van a la juguetería a comprar lo que pone
en la lista de la compra de cada niño, lo ideal es comprar alguna de
las cosas que pide el niño (todas si son pocas y nos parece bien, ojo), y
quizás alguna sorpresa o juguete que nos guste a nosotros, pero no
todo. Si nos hacen una lista grande, pues el error sería tratar de
cumplirla. Ya no solo por la cantidad, sino porque entonces no estamos
valorando adecuadamente lo que pide. Somos los padres y tenemos que leer
la lista de manera crítica para
hablar con ellos y escoger juntos los juguetes con los que se lo pasarán mejor (nos lo pasaremos mejor), evitando además el rápido abandono por no ser un juguete adecuado.
12. Comprar sólo lo que les gusta
Entiendo que si compras sólo lo que a un niño le gusta aciertas seguro. Sin embargo,
le privas de otros tipos de juegos que pueden ayudarle a desarrollar otros aspectos de su vida.
Si le encantan los coches y solo le regalas coches, ¿cuándo jugará a
construcciones, a juegos de correr, a juegos de inteligencia, a juegos
por turnos, a ser papá y mamá comprando en el supermercado o cocinando
o...?
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